Fortalecer las mitocondrias – por qué es decisivo para la energía, la salud y la
longevidad: Nuestro estilo de vida moderno, con estrés, falta de movimiento y a menudo una alimentación poco saludable, sobrecarga nuestro cuerpo a diario. En especial nuestras mitocondrias, las diminutas centrales eléctricas de cada célula, sufren por ello. Son indispensables para la producción de energía, influyen en el rendimiento y desempeñan un papel clave en el proceso de envejecimiento. Cuando su función disminuye, esto suele manifestarse en cansancio, baja vitalidad y mayor susceptibilidad. La buena noticia: existen formas científicamente fundamentadas de
mejorar la función mitocondrial y regenerar tus centrales celulares. En esta guía descubrirás cómo puedes fortalecer tus mitocondrias de forma sostenible.
¿Qué son las mitocondrias? Una visión general de las centrales energéticas de las células
Las mitocondrias son orgánulos celulares diminutos pero vitales que, entre otras cosas, regeneran la molécula adenosín trifosfato (ATP), el portador de energía universal de nuestras células. Sin ATP, las funciones celulares básicas no podrían llevarse a cabo. Debido a este papel central, las mitocondrias también se denominan “centrales energéticas de las células”. Las células especialmente ávidas de energía, como las células cardíacas, musculares o nerviosas, poseen por ello muchas más mitocondrias que otros tipos celulares. En una célula del músculo cardíaco constituyen alrededor de un tercio del volumen celular; es decir, tu corazón late literalmente gracias a estos pequeños productores de energía.
A medida que envejecemos, las mitocondrias cambian. Investigaciones científicas muestran que las mitocondrias dañadas pueden estar relacionadas con enfermedades como el Alzheimer, la diabetes o el cáncer.Por eso se investiga intensamente cómo se puede ralentizar este proceso de deterioro o incluso revertirlo parcialmente, por ejemplo en el marco de la llamada terapia mitocondrial. En los siguientes apartados descubrirás qué puedes hacer tú mismo en tu vida cotidiana para fortalecer tus mitocondrias y apoyar su función.
¿Lo sabías? Las mitocondrias poseen su propio ADN, el llamado ADN mitocondrial (ADNmt). Este se encuentra en forma de anillo en el interior de la mitocondria, comprende en el ser humano solo 37 genes y se hereda exclusivamente por vía materna. A modo de comparación: el ADN del núcleo celular contiene información para unos 20.000–25.000 genes.

La importancia de las mitocondrias va mucho más allá del mero suministro de energía.Están implicadas en procesos esenciales como el almacenamiento de calcio, la síntesis de determinadas hormonas y mensajeros químicos, así como en la regulación de la muerte celular programada (apoptosis). Por lo tanto, un funcionamiento mitocondrial óptimo es decisivo para la salud de cada célula individual y, en consecuencia, para el bienestar general. Si las mitocondrias se debilitan o su función se ve alterada (lo que se denomina disfunción mitocondrial), esto puede manifestarse en signos inespecíficos como fatiga crónica, disminución del rendimiento o problemas de concentración.
Mitocondrias y longevidad: influencia en el envejecimiento y la salud celular
Las mitocondrias no solo desempeñan un papel clave en el suministro diario de energía, sino también en relación con la longevidad.Los investigadores denominan la llamada
disfunción mitocondrial como uno de los «
Hallmarks of Aging», es decir, como una característica distintiva del proceso de envejecimiento a nivel celular. Para comprender esta relación, vale la pena echar un vistazo al proceso de producción de energía en la mitocondria.
Aquí tiene lugar la llamada respiración celular: un proceso de varias etapas en el que los nutrientes se transforman en energía. A través de la cadena respiratoria —una interacción de cinco complejos proteicos— se transportan electrones que, en última instancia, permiten la formación de adenosín trifosfato (ATP). Una molécula central en este proceso es el NADH, que puede ceder dos electrones. De este paso surgen el ATP, nuestro portador de energía universal, así como el
NAD+, la forma oxidada del NADH.
Los niveles altos de NAD+ indican que gran parte del NADH se convierte con éxito en ATP, lo que sugiere una producción de energía activa. Además, el NAD+ activa ciertas enzimas, llamadas
sirtuinas, que en la investigación se asocian con mecanismos de protección celular y una función celular saludable durante el envejecimiento. A medida que envejecemos, los niveles de NAD+ disminuyen, lo que pone de manifiesto la conexión entre las mitocondrias, la producción de energía y el proceso de envejecimiento.
¿Cómo puedo fortalecer mis mitocondrias? Estrategias para aumentar la energía celular
Puedes influir positivamente en tus mitocondrias mediante ciertos hábitos y factores ambientales. Estas son algunas de las estrategias más eficaces que, en estudios, se han asociado con una mejor función mitocondrial y un aumento de la energía celular.
Impulsar las mitocondrias con deporte & movimiento
El ejercicio regular es uno de los enfoques más estudiados en investigaciones para apoyar la función mitocondrial. Los resultados científicos muestran que la actividad física estimula la formación de nuevas mitocondrias en las células musculares, un proceso conocido como biogénesis mitocondrial. De forma interesante, este efecto no solo se produce en la musculatura: el deporte también puede favorecer la biogénesis mitocondrial en el cerebro. En estudios científicos, este mecanismo se analiza, entre otras cosas, en relación con el rendimiento cognitivo y el funcionamiento celular saludable en la vejez.
Consejo práctico: Intenta moverte a diario, por ejemplo, dando al menos 10.000 pasos. Establecer horarios fijos para pasear ayuda a alcanzar de forma fiable este objetivo en la vida cotidiana.
Nutrición para mitocondrias sanas
Una
nutrición de longevidad puede apoyar la función mitocondrial. Además de un suministro adecuado de todos los nutrientes esenciales, las mitocondrias necesitan ciertos cofactores para funcionar de manera óptima. Entre los micronutrientes relevantes se incluyen, entre otros, el cobre,
zinc,
selenio así como las
vitaminas C, A y E. En la literatura científica se describe que la
coenzima Q10 puede desempeñar un papel en la producción de energía mitocondrial.
Además, el cuerpo reacciona a ciertos patrones de alimentación como el
ayuno intermitente o una reducción moderada de calorías con procesos metabólicos que en estudios se han relacionado con una función mitocondrial mejorada.Beispiele hierfür sind das
ayuno intermitente o la dieta de imitación de ayuno desarrollada por Valter Longo.
Consejo práctico: Opta por una alimentación basada en plantas con abundancia de frutas, verduras, productos integrales, frutos secos y fuentes de proteínas de alta calidad. Complementa nutrientes específicos en caso necesario para garantizar un aporte óptimo y prueba ocasionalmente el ayuno intermitente como posible apoyo para tus centrales energéticas celulares.
Entrenamiento con frío para la activación de las mitocondrias
Investigaciones científicas indican que la
exposición al frío puede aumentar la actividad mitocondrial. Uno de los mecanismos implicados es la mayor expresión de PGC-1α, una proteína clave para la formación de nuevas mitocondrias.Además, en estudios se ha observado que las aplicaciones repetidas de frío pueden acelerar la
autofagia, el proceso de reciclaje celular. Para todos los que se ocupan de
estrategias de longevidad, el entrenamiento con frío podría resultar interesante.
Consejo práctico: Integra duchas frías o baños de hielo ocasionales en tu rutina diaria. Los tratamientos de crioterapia también están siendo investigados intensamente en la actualidad y en el futuro podrían aportar más información sobre sus posibles efectos.
Por cierto: el término crioconservación describe la congelación de personas con la esperanza de poder reanimarlas en el futuro; un tema que, aunque tiene poco que ver con el entrenamiento con frío en el día a día, sin duda da mucho de qué hablar.
Síntomas y posibles relaciones de una disfunción mitocondrial
En estudios científicos se describe que una función mitocondrial limitada puede estar asociada a diferentes molestias, a menudo inespecíficas.Dazu zählen unter anderem:
- fatiga o agotamiento persistentes
- disminución del rendimiento físico y mental
- dificultades de concentración y memoria
- debilidad o dolores musculares
- aumento de la susceptibilidad a infecciones
- problemas en la regulación de la temperatura
- cambios en el metabolismo
En la literatura especializada, la disfunción mitocondrial también se analiza en relación con diversos estados de salud, como trastornos metabólicos, enfermedades neurodegenerativas o enfermedades cardiovasculares. Estas relaciones no significan necesariamente que una disfunción mitocondrial sea la causa, pero sí subrayan el interés científico en este tema.
Conclusión: fortalecer las mitocondrias para obtener más energía y salud
Las mitocondrias son fundamentales para el metabolismo energético e influyen en numerosos procesos de tu cuerpo. Mediante decisiones conscientes en las áreas de alimentación, ejercicio y estilo de vida, puedes apoyar de forma específica su función. Estrategias como la actividad física regular, un aporte equilibrado de nutrientes o el entrenamiento específico con frío se asocian en la investigación con una mejora de la función mitocondrial. Al prestar a las centrales energéticas de tus células la atención que merecen, puedes dar impulso a un apoyo activo de tu producción de energía, tu rendimiento y tu salud a largo plazo.