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Polifenoles: potentes sustancias vegetales secundarias para la protección celular y la longevidad

Polifenoles: potentes sustancias vegetales secundarias para la protección celular y la longevidad

Por qué los polifenoles son el truco secreto

Imagina que pudieras proteger tus células con cada bocado que comes, fortalecer tus mitocondrias y programar tu cuerpo para la longevidad. ¿Suena a ciencia ficción? En realidad es pura bioquímica, y las estrellas de esta historia son los polifenoles. Estos compuestos vegetales secundarios han electrizado a la comunidad de longevidad en los últimos años, y con razón. No solo son poderosos antioxidantes, sino verdaderos directores de nuestro metabolismo celular, que intervienen profundamente en nuestros procesos moleculares.

Mientras muchos siguen buscando el próximo suplemento de longevidad, la respuesta suele estar ya en nuestro plato. Los polifenoles se encuentran en una gran variedad de alimentos cotidianos: desde las bayas y el té verde hasta el chocolate negro y el aceite de oliva virgen extra.Pero ¿qué pueden hacer realmente? ¿Y qué dicen los estudios científicos al respecto? Echemos un vistazo al fascinante mundo de estos compuestos vegetales y descubramos cómo puedes utilizarlos estratégicamente a tu favor.

¿Qué son los polifenoles? Comprender la base bioquímica

Los polifenoles son un grupo diverso de compuestos bioactivos que las plantas producen como metabolitos secundarios. Sirven a las plantas como protección contra la radiación UV, los patógenos y el estrés oxidativo, y precisamente esta función protectora también pueden desplegarla en nuestro cuerpo. Desde el punto de vista científico, se trata de compuestos aromáticos con varios grupos hidroxilo fenólicos, que les confieren sus características propiedades antioxidantes.

La familia de los polifenoles es grande y se divide en cuatro clases principales. Flavonoides constituyen, con más del sesenta por ciento de todos los polifenoles, el grupo más grande. Se dividen en flavonoles como la quercetina, flavanonas de los cítricos, antocianinas que dan a las bayas su color intenso, así como flavanoles, entre los que se encuentran las catequinas del té verde. La segunda gran clase son los ácidos fenólicos, que se encuentran especialmente en abundancia en el café. Estilbenos, entre los que se incluye el prominente resveratrol de las pieles de uva, y por último están los lignanos, que se encuentran sobre todo en las semillas de lino y en los productos integrales.

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Lo que hace tan especiales a los polifenoles es su omnipresencia en los alimentos de origen vegetal. Las bayas como los arándanos, las fresas y las grosellas negras se encuentran entre las principales fuentes.El té verde aporta catequinas altamente concentradas, mientras que el cacao es rico en flavanoles. El aceite de oliva virgen extra contiene valiosos tirosoles como el hidroxitirosol y la oleuropeína. Las uvas rojas, el vino tinto en cantidades moderadas, las manzanas, las cebollas, los frutos secos y las legumbres son otras fuentes excelentes.

Incluso las especias y hierbas como la cúrcuma, el orégano y el perejil están repletas de polifenoles. La ingesta media varía considerablemente en todo el mundo: mientras que las poblaciones japonesas consumen hasta 1500 mg al día, la ingesta en los países occidentales suele situarse solo entre 300 y 800 mg diarios.

La ciencia detrás de ello: cómo los polifenoles influyen en nuestras células

La base de datos científica sobre los polifenoles es impresionante y sigue creciendo de forma continua. Los estudios muestran que estos compuestos vegetales intervienen de múltiples maneras en nuestra fisiología celular.Su efecto va mucho más allá de la interacción con los radicales libres: son auténticos moduladores de las vías de señalización celular.

Comencemos con la acción antioxidante. Los radicales libres y el estrés oxidativo se encuentran entre los principales impulsores del proceso de envejecimiento. Los resultados de la investigación demuestran que los polifenoles actúan como captadores de radicales y reducen el daño oxidativo en lípidos, proteínas y ADN. Especialmente impresionantes son los datos de estudios de intervención con alimentos ricos en polifenoles. Un estudio con arándanos, por ejemplo, mostró reducciones significativas del colesterol LDL oxidado y del malondialdehído, ambos marcadores de estrés oxidativo. Se han documentado efectos similares tras el consumo de zumo de granada, polvo de uva y patrones de alimentación mediterráneos.

Se vuelve aún más interesante cuando observamos el tema de la inflamación.Las inflamaciones crónicas de bajo grado, el llamado “inflammaging”, se consideran un mecanismo central del envejecimiento biológico. Estudios con suplementación de bayas en personas con síndrome metabólico documentaron reducciones en marcadores inflamatorios como la interleucina doce, así como una mejora de la función endotelial. La dieta mediterránea, naturalmente rica en polifenoles, pudo reducir en estudios controlados los niveles de interleucina seis, interleucina siete y proteína C reactiva. Estos efectos no solo son estadísticamente significativos, sino también clínicamente relevantes.

El aspecto quizá más interesante se encuentra, a nivel molecular, aún un poco más profundo. Los polifenoles activan la AMPK, un sensor energético central de la célula. Esta vía de señalización es también el objetivo de intervenciones como la restricción calórica y el entrenamiento intenso. Al mismo tiempo, ciertos polifenoles, en particular el resveratrol, estimulan la familia de las sirtuinas.Sirtuinas regulan la reparación del ADN, la biogénesis mitocondrial y la eficiencia metabólica. Al modular estas vías de señalización, los polifenoles influyen de forma fundamental en cómo nuestras células manejan el estrés y producen energía.

El metabolismo de la glucosa y de los lípidos también se benefició de forma medible en los estudios. Los metaanálisis muestran que la ingesta de polifenoles se asocia con niveles de glucosa en sangre mejorados, una mayor sensibilidad a la insulina y perfiles lipídicos más favorables. Un estudio a largo plazo con dieta mediterránea demostró mejoras significativas en los niveles de triglicéridos junto con un aumento del colesterol HDL. Estos efectos metabólicos son especialmente relevantes, ya que los trastornos metabólicos se encuentran entre los principales factores de riesgo de envejecimiento acelerado y enfermedades crónicas.

Polifenoles y longevidad

Cuando hablamos de longevidad, no se trata solo de años de vida, sino sobre todo de años de vida saludable, la llamada healthspan. Aquí entran en juego los polifenoles de los alimentos, ya que abordan varios Hallmarks of Aging al mismo tiempo. Su capacidad para mejorar la función mitocondrial es fundamental. Nuestras mitocondrias no son solo las centrales energéticas de la célula, sino también puntos de control del proceso de envejecimiento. A medida que envejecemos, su eficiencia disminuye, producen más especies reactivas de oxígeno y su número total se reduce. Una buena combinación de polifenoles naturales podría ser muy prometedora aquí.

La sinergia con otros nutrientes es especialmente interesante. Toma, por ejemplo, el resveratrol, un estilbeno de las pieles de uva, conocido por sus propiedades activadoras de las sirtuinas.En combinación con flavonoles de cebollas y manzanas, está relacionada con la modulación de la senescencia celular. 

También la coenzima Q10, otro micronutriente fascinante, se beneficia de una alimentación rica en polifenoles. Dado que los polifenoles reducen el estrés oxidativo, protegen a los antioxidantes propios del organismo como la CoQ10 y les permiten actuar con mayor eficiencia. Estas asociaciones bioquímicas ilustran por qué una estrategia nutricional holística suele ser más eficaz que las sustancias individuales en aislamiento.

Además, los polifenoles aumentan la resistencia celular al estrés, un concepto conocido como hormesis. De forma similar al ayuno moderado o al entrenamiento, los polifenoles emiten señales de estrés leves que activan mecanismos de protección adaptativos y pretenden hacer que la célula sea más resistente.

La evidencia epidemiológica también es convincente. Estudios de regiones con alta esperanza de vida, las llamadas Blue Zones, muestran consistentemente una elevada ingesta de alimentos ricos en polifenoles. La dieta mediterránea, un ejemplo clásico de alimentación rica en polifenoles, está asociada con una reducción de la mortalidad total, menores tasas de enfermedades cardiovasculares y una mejor salud cognitiva en la vejez. Aunque estudios individuales sobre polifenoles específicos a veces muestran resultados inconsistentes, el panorama general de los patrones de alimentación ricos en polifenoles es claramente positivo.

Consejos prácticos para el día a día: así integras los polifenoles de forma estratégica

Saber es bueno, aplicarlo es mejor. Entonces, ¿cómo puedes asegurarte de consumir suficientes polifenoles a diario? La clave está en la variedad, la calidad y el momento adecuado. Empecemos con los alimentos principales.Las bayas deberían aparecer regularmente en tu plan de alimentación; idealmente, un puñado al día, ya sea frescas, congeladas o en polvo en el batido. Los arándanos, las moras y la aronia se encuentran entre los campeones. El té verde aporta por taza aproximadamente entre doscientos cincuenta y cuatrocientos miligramos de catequinas. Dos a tres tazas al día se consideran una cantidad habitual en los estudios sobre la ingesta de catequinas. 

El aceite de oliva virgen extra no solo es una fuente de grasa saludable, sino que también es rico en oleocantal e hidroxitirosol. Úsalo, por ejemplo, generosamente en ensaladas y para dar el toque final a los platos, preferiblemente en frío, ya que las altas temperaturas pueden alterar los componentes sensibles. El chocolate negro con al menos un setenta por ciento de contenido de cacao es una deliciosa fuente de polifenoles; unos 20 a 30 gramos diarios se consideran un tamaño de porción habitual. Aquí, a menudo, el contenido de metales pesados es un factor limitante.Los frutos secos, especialmente las nueces y las avellanas, aportan además de grasas saludables también ácido elágico y otros polifenoles. Un pequeño puñado al día es una buena cantidad de referencia.

Las cebollas y las manzanas son héroes cotidianos subestimados. Las cebollas contienen quercetina en grandes cantidades, especialmente en las capas exteriores, así que no las peles demasiado generosamente. Las manzanas no solo aportan polifenoles, sino que también contienen fibra que es aprovechada por las bacterias intestinales en el tracto digestivo. Por cierto, la mayoría de los polifenoles se encuentran en la piel, así que consúmelas siempre con piel, preferiblemente ecológicas si es posible. Las legumbres como lentejas, garbanzos y frijoles negros también son excelentes fuentes y además aportan proteínas y fibra.

El momento de la ingesta desempeña un papel importante. Los polifenoles del té verde tienen un efecto estimulante, por lo que es mejor beberlo por la mañana o a primera hora de la tarde.Los batidos de frutos rojos son ideales para el desayuno, para empezar el día con muchas polifenoles. El aceite de oliva y los frutos secos combinan perfectamente con el almuerzo o la cena. También es interesante la combinación con grasa: muchos polifenoles son liposolubles, su absorción mejora en presencia de grasas. Así que una ensalada con aceite de oliva, frutos secos y verduras de colores no solo es deliciosa, sino también bioquímicamente bien compuesta.

El procesamiento y la preparación influyen considerablemente en el contenido de polifenoles. Cocinar puede destruir parcialmente los polifenoles, especialmente con tiempos de cocción largos y temperaturas altas. Cocer al vapor y escaldar brevemente es más suave que cocinar en mucha agua. En el caso de los tomates es al revés: el licopeno, un carotenoide con propiedades similares a las de los polifenoles, se vuelve más disponible mediante el calentamiento. El almacenamiento también desempeña un papel.Los alimentos frescos contienen más polifenoles que los almacenados durante mucho tiempo; sin embargo, las bayas ultracongeladas son una buena alternativa a las frescas, ya que se congelan directamente después de la cosecha.


Flavonoide in Lebensmitteln

 

La cuestión de la suplementación también es legítima. Aunque una alimentación rica en polifenoles debería ser la base, los complementos alimenticios de alta calidad pueden ser útiles para alcanzar dosis más elevadas de forma específica. Aquí es donde entran en juego los suplementos según las necesidades. Quercetina, Resveratrol o extractos de EGCG pueden complementar de forma útil una dieta rica en polifenoles, especialmente cuando tu día a día no siempre deja espacio para una alimentación perfecta. Sin embargo, es importante: los suplementos no sustituyen una dieta equilibrada, la optimizan.

Un aspecto a menudo pasado por alto es la salud intestinal.Los polifenoles solo se absorben entre un cinco y un diez por ciento en el intestino delgado. La mayor parte llega al intestino grueso, donde las bacterias intestinales los metabolizan en metabolitos bioactivos. Por lo tanto, una flora intestinal sana es esencial para beneficiarse de los polifenoles. Las fibras prebióticas de las verduras, las legumbres y los cereales integrales, así como los alimentos probióticos como las verduras fermentadas, apoyan esta simbiosis. Curiosamente, los polifenoles también modulan positivamente la composición de la flora intestinal, un importante efecto bidireccional.

Polifenoles como inversión diaria en tu longevidad

La evidencia científica es clara. Los polifenoles no son milagros, pero sí herramientas interesantes en el arsenal para un futuro saludable. Una alta proporción en la alimentación protege a los organismos del estrés oxidativo y modula la inflamación y la salud metabólica.

La clave está en la constancia.No se trata de una intervención a corto plazo, sino de una integración duradera de alimentos ricos en polifenoles en tu alimentación diaria. La variedad es decisiva: diferentes polifenoles apoyan distintos mecanismos, y sus efectos sinérgicos se potencian mutuamente. Una paleta colorida de bayas, té verde, aceite de oliva, frutos secos, legumbres, cacao y abundantes verduras constituye una base sólida.

En combinación con otros factores de estilo de vida como el ejercicio regular, un sueño suficiente, la gestión del estrés y una suplementación estratégica, puedes marcar el rumbo. Los polifenoles son mucho más que simples antioxidantes: son mensajeros moleculares entre el mundo vegetal y nuestras células, que nos ayudan a aprovechar todo el potencial de nuestra biología.

La conexión entre naturaleza, ciencia y longevidad rara vez ha sido tan tangible.Cada bocado que eliges conscientemente es una inversión en tu futuro. Deja que los polifenoles se conviertan en tus compañeros diarios: tus células te lo agradecerán cada día.

Fuentes
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Bilder: Die Bilder wurden unter der Lizenz von Canva erworben.

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