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Microplásticos y salud: riesgos, consecuencias y cómo proteger su organismo

Microplásticos y salud: riesgos, consecuencias y cómo proteger su organismo

En los últimos años, los microplásticos han pasado cada vez más al centro de los debates científicos. Ya no se trata solo de la contaminación ambiental: los microplásticos se consideran ahora también un posible factor de riesgo para la salud humana.

Las partículas están en todas partes: en los alimentos, el agua, el aire e incluso en el cuerpo humano. El tema adquiere especial relevancia en el contexto de la longevidad y los años de vida saludable, ya que los microplásticos podrían influir en procesos biológicos que están directamente relacionados con el envejecimiento. Aunque muchos estudios aún se encuentran en una fase temprana, cada vez hay más indicios de que una exposición crónica a partículas de microplásticos puede tener no solo efectos locales, sino también sistémicos, que a largo plazo se asocian con un mayor riesgo de enfermedad. Pero vayamos por partes.

En este artículo ofrecemos una visión general de los hallazgos científicos más importantes sobre los microplásticos y sus posibles efectos en la salud, con especial atención a las medidas preventivas en el sentido de la investigación sobre longevidad.

¿Qué es el microplástico?

El microplástico está compuesto por partículas de plástico que, por definición, son más pequeñas de 5 milímetros. El nanoplástico es aún más fino – menos de un micrómetro – y puede penetrar especialmente fácil en los tejidos del cuerpo. Existen dos tipos principales de microplásticos:

Microplástico primario se produce específicamente, por ejemplo, para cosméticos o productos de limpieza. Estas partículas suelen llegar directamente al medio ambiente a través de procesos industriales o residuos domésticos.

Microplásticos secundarios se generan cuando piezas de plástico más grandes se desintegran debido al sol, al viento o a la abrasión mecánica. Este proceso se produce con especial frecuencia en los ecosistemas marinos, pero también a través de procesos de uso cotidianos, como el lavado de ropa sintética.

Para una mejor clasificación, se utiliza la siguiente clasificación:

  • Macroplástico: mayor que 25 mm
  • Mesoplástico: 5–25 mm
  • Microplástico: 1 µm – 5 mm
  • Nanoplástico: menor que 1 µm

En particular, el nanoplástico se considera perjudicial para la salud, ya que estas partículas debido a su pequeño tamaño no solo pueden atravesar las membranas celulares, sino también acumularse de forma intracelular e interferir allí con procesos biológicos importantes. Su alta reactividad, carga superficial y posible función como portadores de sustancias tóxicas los convierten en un factor ambiental especialmente crítico.

¿Dónde nos encontramos con microplásticos en la vida cotidiana?

Entramos en contacto con microplásticos a diario, a menudo sin darnos cuenta. El agua potable, especialmente de botellas de plástico, suele contener una cantidad considerable de partículas. Los estudios han demostrado que la carga media en el agua embotellada es muchas veces mayor que en el agua del grifo. También en el aire, especialmente en interiores, hay fibras de ropa o muebles que se liberan por abrasión. Estas partículas pueden ser inhaladas y depositarse en los pulmones.

Los alimentos como pescado, marisco, sal, miel e incluso frutas y verduras también han sido identificados en estudios como contaminados. La contaminación puede verse influida por el envasado, el transporte, la calidad del agua y las condiciones ambientales.Sobre todo los animales marinos ingieren microplásticos a través de su alimentación, lo que hace que estas partículas también puedan acumularse en los tejidos animales; un fenómeno conocido como bioacumulación.

latas de conserva son un ejemplo particular: sus revestimientos interiores suelen contener sustancias químicas con efectos hormonales como el BPA o el BPS, que pueden liberarse con el tiempo. Estas sustancias se consideran disruptores endocrinos y se sospecha que influyen en las funciones hormonales del organismo. También los productos cosméticos como exfoliantes o maquillaje solían contener con frecuencia microplásticos; en algunos países esto ya está prohibido o restringido, pero no está regulado de forma coherente en todo el mundo.

¿Cómo llega el microplástico al cuerpo?

El microplástico puede entrar en el cuerpo humano a través de tres vías principales:

  1. A través de la boca – por ejemplo, a través de alimentos o bebidas contaminados o por la ingestión involuntaria de partículas de polvo doméstico. Los niños están especialmente en riesgo debido a su comportamiento (p. ej., contacto mano-boca).
  2. A través de las vías respiratorias – mediante la inhalación de partículas procedentes del aire o del polvo, especialmente en ciudades o en interiores mal ventilados. En este caso, son especialmente relevantes las microfibras de ropa y textiles sintéticos.
  3. A través de la piel – especialmente en el caso del nanoplástico, por ejemplo a través de cremas, lociones o protectores solares que contienen sustancias portadoras de partículas poliméricas.En términos de cantidad, sin embargo, la absorción transdérmica es claramente mucho menos significativa que la vía respiratoria o la oral.

Se ha detectado microplástico, entre otros lugares, en la sangre humana, en los pulmones, en el hígado, en la placenta e incluso en las heces de recién nacidos. Estudios con animales muestran que las partículas también pueden acumularse en el cerebro, lo que indica su posible capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica.

En resumen: estamos inevitablemente expuestos constantemente al microplástico y este llega hasta lo más profundo de nuestro cuerpo. 

¿Qué efectos tiene el microplástico en el cuerpo?

Equilibrio hormonal

Muchos plásticos contienen aditivos químicos que actúan como hormonas.Estos llamados disruptores endocrinos pueden alterar el equilibrio del sistema hormonal. Las posibles consecuencias incluyen problemas de fertilidad, enfermedades de la tiroides o trastornos del desarrollo en bebés en el útero. La probabilidad de enfermedades hormonodependientes como el cáncer de mama o alteraciones de la próstata también podría verse influida por estas sustancias.

Sistema nervioso

El microplástico también puede afectar al cerebro. Los estudios muestran que puede desencadenar allí inflamaciones y reacciones de estrés. En experimentos con animales se observaron cambios de comportamiento, problemas de memoria y una actividad alterada de los neurotransmisores. Los efectos neurotóxicos parecen producirse especialmente cuando las nanopartículas de plástico llegan al sistema nervioso central, un mecanismo que aún debe investigarse más a fondo.

Sistema inmunitario

Un sistema inmunitario activado de forma permanente puede provocar inflamación crónica, un factor de riesgo conocido para muchas enfermedades, entre ellas las cardiovasculares, las neurodegenerativas o el cáncer. Se sospecha que los microplásticos desencadenan precisamente estos procesos, al estimular el sistema inmunitario durante largos periodos de tiempo o provocar reacciones erróneas. Algunos estudios sugieren que las partículas pueden influir directamente en las células inmunitarias, lo que puede dar lugar tanto a reacciones exageradas como a inmunosupresión.

Reproducción

En el laboratorio se ha demostrado que los microplásticos pueden afectar a la movilidad y la estructura de los espermatozoides. Además, parece que son capaces de atravesar la placenta, lo que podría tener efectos potenciales en el desarrollo del feto.Las consecuencias aún no se han investigado de forma concluyente, pero los primeros estudios apuntan a una posible influencia en el desarrollo de los órganos embrionarios y en el equilibrio hormonal.

Salud intestinal

En el intestino, los microplásticos pueden alterar la función protectora de la pared intestinal (“intestino permeable”) y cambiar el equilibrio del microbioma intestinal. Esto puede favorecer la inflamación y posiblemente esté relacionado con enfermedades metabólicas como la obesidad, la resistencia a la insulina o la diabetes de tipo 2. Se sospecha que la alteración del microbioma también influye en enfermedades neuropsiquiátricas, ya que el eje intestino-cerebro está estrechamente relacionado con el estado de ánimo, la cognición y las respuestas inmunitarias.

Envejecimiento celular y mitocondrias

Los microplásticos pueden desencadenar estrés oxidativo en las células.Durante este proceso se forman los llamados radicales libres, que pueden dañar componentes celulares como el ADN o las mitocondrias. Esto, a su vez, puede acelerar procesos relacionados con el envejecimiento. La disfunción mitocondrial se considera un factor clave en los procesos de envejecimiento y en las enfermedades degenerativas. Una exposición crónica a los microplásticos podría, por lo tanto, afectar a largo plazo nuestra vitalidad celular.

Sistema cardiovascular

Algunos indicios sugieren que los microplásticos podrían favorecer la formación de depósitos en los vasos sanguíneos. Esto aumentaría el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, la arteriosclerosis y el ictus. También se está debatiendo una posible alteración de la función endotelial.

Microplásticos y envejecimiento biológico

Muchos de los efectos descritos se superponen con los conocidos fundamentos biológicos del envejecimiento: inflamación crónica, daños mitocondriales, cambios epigenéticos o alteraciones en la limpieza celular. Una exposición prolongada a los microplásticos podría, por lo tanto, contribuir a que nuestro cuerpo envejezca más rápido o enferme antes. Así, los microplásticos no son solo un problema medioambiental, sino posiblemente un factor importante que influye en la duración de la salud, es decir, aquellos años en los que vivimos libres de enfermedades crónicas.

¿Qué significa "libre de BPA" y por qué eso no es suficiente?

Muchos productos, especialmente botellas de plástico, biberones, latas de conservas o envases de alimentos, se promocionan con la etiqueta "libre de BPA". A primera vista suena tranquilizador, ya que el bisfenol A (BPA) es conocido como una sustancia con efectos hormonales y ya está regulado en muchos países.

Sin embargo, la industria sustituye con frecuencia el BPA por compuestos químicamente similares como el bisfenol S (BPS) o el bisfenol F (BPF), que pueden presentar efectos endocrinos similares. Los estudios muestran que el BPS también es capaz de influir en los receptores hormonales y posiblemente sea tan problemático como el BPA. Por lo tanto, las y los consumidores no deberían confiar únicamente en la etiqueta "libre de BPA", sino optar en la medida de lo posible por productos de vidrio, acero inoxidable o alimentos sin envasar.También las aplicaciones y bases de datos (p. ej., CodeCheck o ToxFox) pueden ayudar a comprobar los ingredientes.

¿Se puede analizar la presencia de microplásticos en el cuerpo?

La detección directa de microplásticos en el cuerpo humano actualmente solo es posible en el marco de estudios científicos. Para ello se utilizan métodos como la pirólisis-cromatografía de gases o la espectroscopía FTIR/Raman, por ejemplo para el análisis de sangre, tejidos o heces. Sin embargo, estos métodos son complejos, caros y no están disponibles de forma generalizada.

El biohacker Bryan Johnson también ha experimentado la disponibilidad limitada de este tipo de pruebas: su equipo contactó con más de 50 laboratorios en todo el mundo, la mayoría sin éxito. Como respuesta, con Blueprint ha publicado el desarrollo de una prueba de punción en el dedo con la que se pretende detectar directamente microplásticos en la sangre.El objetivo es hacer visibles las cargas individuales y derivar de ellas medidas específicas. Sin embargo, es cuestionable cuán significativos son los valores obtenidos de la sangre. El problema principal es el depósito en el cuerpo y este no puede medirse de esa manera.

Hasta que tales pruebas estén ampliamente disponibles, la vía indirecta a través de biomarcadores como el estrés oxidativo (8-OHdG) o los valores inflamatorios (CRP, IL-6) sigue siendo relevante, aunque no sean específicos de los microplásticos. de la exposición (p. ej., mediante agua filtrada y una alimentación sin plásticos) y apoya la función propia del cuerpo de detoxificación de forma preventiva a través de la alimentación y los micronutrientes.

Apoyo a la desintoxicación propia del organismo: papel del hígado y del sulforafano

El hígado es el órgano central para la desintoxicación y también desempeña un papel decisivo en el procesamiento y la eliminación de componentes de microplásticos, así como de sus sustancias acompañantes (como plastificantes o retardantes de llama). Para ello utiliza un complejo sistema de enzimas, especialmente de la desintoxicación de fase II, para hacer que las sustancias nocivas sean solubles en agua y eliminarlas a través de la bilis o la orina.

Un compuesto vegetal bioactivo que, según estudios, puede apoyar estos procesos es el sulforafano, un fitoquímico secundario presente en el brócoli y otras crucíferas.El sulforafano activa la llamada vía de señalización Nrf2, que regula al alza numerosas enzimas antioxidantes y desintoxicantes y que, por lo tanto, posiblemente también ayuda en la defensa y eliminación de sustancias nocivas causadas por el microplástico. El consumo regular de brotes de brócoli o de extractos concentrados puede así contribuir de forma complementaria a la función interna de “detox”. 

Sudar como estrategia natural de desintoxicación

Además de desintoxicar el hígado, la piel también desempeña un papel importante en la desintoxicación del cuerpo. A través del sudor no solo se pueden eliminar electrolitos, sino también sustancias nocivas como metales pesados, ciertos contaminantes ambientales y posiblemente también componentes de microplásticos.Los estudios indican que la sudoración regular, ya sea mediante movimiento, deporte o la visita a la sauna y la cabina de infrarrojos, puede apoyar el proceso natural de eliminación.

Aunque la detección directa de microplásticos en el sudor aún no está suficientemente investigada, los primeros indicios sugieren que el sudor podría ser una vía complementaria de desintoxicación. Además, la sudoración regular mejora la circulación sanguínea, el flujo linfático y la regeneración celular, todos ellos procesos relacionados con un envejecimiento saludable y la limpieza natural del organismo. 

¿Qué puedes hacer para evitar los microplásticos?

Aunque los microplásticos están en todas partes, hay formas de reducir tu propia exposición.Algunos de ellos pueden integrarse en la vida cotidiana con poco esfuerzo y no solo tienen beneficios para la salud, sino también ecológicos.

Al beber:

  • Evita las botellas de plástico, utiliza vidrio o acero inoxidable
  • Filtra el agua del grifo, p. ej. con ósmosis inversa o carbón activado
  • Evita bebidas calientes en vasos de plástico

Al comer:

  • Evita las conservas en lata y los platos preparados con envases de plástico
  • No calientes alimentos en recipientes de plástico, utiliza vidrio, cerámica o acero inoxidable
  • Compra alimentos sueltos y sin envasar en el mercado semanal
  • Evita la sal marina
  • Usa sartenes sin recubrimiento

En el hogar:

  • Usa ropa de algodón, lana o lino en lugar de poliéster o nailon
  • Utiliza bolsas de lavado contra las microfibras
  • Instala filtros de microplásticos en la lavadora
  • Mantén la vivienda lo más libre de polvo posible mediante limpieza y ventilación regulares

En el cuidado corporal:

  • Elige cosmética certificada sin microplásticos
  • Presta atención a ingredientes como polietileno, nailon o acrilatos
  • Da preferencia a productos en envases de vidrio o en forma sólida (p. ej.

Quellen

Literatur:

  • Chia, R. W., Lee, J. Y., Jang, J., Kim, H., & Kwon, K. D. (2022). Soil health and microplastics: a review of the impacts of microplastic contamination on soil properties. Journal of Soils and Sediments, 22(10), 2690-2705.
  • Eze, C. G., Nwankwo, C. E., Dey, S., Sundaramurthy, S., & Okeke, E. S. (2024). Food chain microplastics contamination and impact on human health: a review. Environmental Chemistry Letters, 22(4), 1889-1927.
  • Ghosh, S., Sinha, J. K., Ghosh, S., Vashisth, K., Han, S., & Bhaskar, R. (2023). Microplastics as an emerging threat to the global environment and human health. Sustainability, 15(14), 10821.
  • Sun, A., & Wang, W. X. (2023). Human exposure to microplastics and its associated health risks. Environment & Health, 1(3), 139-149.
  • Vethaak, A. D., & Legler, J. (2021). Microplastics and human health. Science, 371(6530), 672-674.

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